Cuando tenía 5 años y nos mudamos a nuestra nueva casa en San Jerónimo, mis primeros recuerdos de este nuevo territorio fue mi mamá mostrando con orgullo el patrimonio cultural cercano. Como parte de la Olimpiada Cultural Mexico 68, artistas de distintos países crearon 19 esculturas para el mayor corredor escultórico más grande del mundo.

«Señales» (México) de Angel Gurría

El Proyecto de Mathías Goeritz y Pedro Ramírez consolidaba a la Ciudad de México como una ciudad cosmopolita, que no sólo celebraba competencias atléticas sino promovía el arte contemporánea y lo volvía público y visible.

Millones de capitalinos crecimos con esas esculturas como nuestras referencias cotidianas: la de México, Suiza, Checoslovaquia, Israel, Francia… Conforme aprendía sus banderas, monedas, idiomas, para mi esos países tenían también tenían una escultura como referencia simbólica.

Con el paso del tiempo, estas esculturas se deterioraron –parecieran destino de muchos de nuestros espacios y bienes públicos– y hace unos años algunas empresas patrocinaron su restauración.

El tráfico de más coches tomó prioridad sobre preservar el patrimonio cultural de nuestra Ciudad, con la Supervia y el Segundo piso del Periférico. 

Mathias Goeritz tenía razón:

«La Ruta de la Amistad no tiene salvación».

Asi quedaban los restos de «Señales»

Las Tres Gracias (Checoslovaquia) de Miloslav Chlupac amenazada por tráfico y Segundo Piso

En estos últimos meses, después de atestiguar la tala de árboles, el recorte de banquetas, la construcción de mastodontes de concreto, mi tristeza ha aumentado cuando veo estas esculturas «empaquetadas» y misteriosamente desapareciendo durante la noche.

Son otra víctima, como México mismo, más de estos mega-negocios, de lo mal que están las prioridades de política pública en la Ciudad y señal de cómo nuestro entorno cotidiano se va modificando, y nos vamos acostumbrando a una menor calidad de vida.

Si nuestra Ciudad y nuestro país no puede ni quiere conservar su patrimonio cultural y ambiental, porque le parece mejor enriquecer a unos cuantos, crear unos míseros empleos temporales, mover más coches y urbanizar más el poniente, 

¿no tendrán las generaciones futuras derecho a reclamarnos por esto?

«Las Tres Gracias» empaquetadas

OTRAS REFERENCIAS

Un video sobre el patrimonio cultural de la Ruta de la Amistad

Parte 1

Parte 2

Al ver este video de la «nueva» Ruta de la Amistad me da una enorme melancolía ver cómo se quitan y empaquetan estas esculturas, sin una sola crítica a las «nuevas condiciones» de las que tuvieron que ser «rescatadas».

Cuando veo su enrejado, y lo triste y pequeños de sus pequeños espacios, me recuerdan a las pequeñas jaulas donde los animales capturados son exhibidos en zoológicos deprimentes.