Hace algunos meses, me hicieron una entrevista que nunca (hasta ahora) publicaron sobre mi experiencia como estudiante en El Colegio de México.
Ayuda a decir también quién soy.
- ¿Qué carrera cursaste?
Relaciones Internacionales en El Colegio de México.
- ¿Cómo fue tu experiencia como estudiante?
Muy valiosa; estudié, leí y aprendí muchísimo.
La formación fue muy sólida, y también inter-disciplinaria. Aprendí historia, filosofía, economía, ciencia política. En Oxford, hay una licenciatura que se llama PPE (Philosophy, Politics and Economics), fue algo equivalente.

Conforme avanzaron los semestres descubrí las relaciones internacionales no me interesaban. En cambio, mi interés se aclaró sobre políticas públicas con enfoque comparativo, para lo cual agradecí mucho tomar las clases de una internacionalista.
Además de lo académico, hice muy buenos amigos, viajé y viví momentos únicos que guardo en el corazón. Gracias a esos años, tengo una red de contactos sociales y profesionales muy valiosos.

- ¿Por qué elegiste el Colegio de México?
Me atraía tomar clases con profesores excelentes y quería una preparación sólida; era un reto que se me antojaba después de estudiar en una escuela académicamente mediocre (ver aquí).
Buscaba encontrar personas inteligentes con intereses y vocaciones similares, y vincularme con buenas oportunidades de posgrado y profesionales.
- ¿Participaste en algún intercambio al extranjero? Sí es así, ¿cómo enriqueció esto tu formación?
Cuando estudié no se organizaban los intercambios como ahora sucede, pero El Colegio fue una excelente ventana para conocer más sobre otros países y culturas, y ser un egresado con una visión global.
Tuve excelentes clases de idiomas (inglés y francés), conviví con estudiantes y profesores extranjeros de intercambio y tal vez lo más valioso fue la expectativa, la orientación y el apoyo para que estudiara mis posgrados en universidades extranjeras.
De muchas formas, El Colegio me preparó para esas experiencias internacionales; en tener un buen nivel académico, el dominio de idiomas, el interés, e incluso la misma pedagogía. Varios de mis profesores e El Colegio estudiaron en esas mismas universidades y, de cierta forma, eran ya métodos, ideas y lecturas conocidas para mi.

- ¿Qué crees que te distingue como egresado de El Colegio?
Los egresados nos distinguimos por algo muy sencillo y a la vez escaso en México: saber leer y procesar información, escribir bien y argumentar ideas originales. Combinamos la disciplina de «conocer y citar las fuentes», dando el crédito respectivo, con ser analítico, crítico y decir/recomendar «algo nuevo» al debate.
A mi generación, nos marcó el proceso de democratización y alternancia política, dejándonos muy claros los valores del pluralismo, la tolerancia, la emergencia de los «nuevos actores» (entonces eran los partidos… que lejos ¿no?) y el debate y la competencia como procesos para llegar a mejores decisiones.
Nos distingue también una visión global y compleja de las cosas, para lo cual ayuda aprender, ser culto en el sentido de saber de todo (libros, música, películas, vivir en otras culturas), tomarse las cosas con humor e ingenio, vivir y sentir.

A ratos, somos muy intensos, porque no nos gusta irnos por las fórmulas sencillas y los clichés.
Otra característica es que, al haber tenido muchas oportunidades abiertas desde muy joven, no te deslumbras tan fácilmente (bueno, la mayoría) con el poder, las personalidades o los nombres de prestigioso sino que te centras en «los contenidos», la sustancia.
- ¿Qué es lo que más recuerdas de tu años de estudiante universitaria en el COLMEX?
Las clases de introducción a la ciencia política del Profesor Rafael Segovia, lo mucho aprendido en historia de Europa y procesos políticos con Soledad Loaeza, entender mejor a México con las clases y asesoría de tesis de Rogelio Hernández, el descubrimiento de China con Marisela Connely, y Japón –y un memorable viaje por este país– con Victor Kerber.

Encontrarme, discutir, reirme y divertirme muchísimo con compañeros y amigos, junto con nuestros viajes a Puerto Escondido en febrero.
Sufrí mis distintas clases de economía, pero al final me encantaron y me han servido mucho para la vida.
Observar las primeras elecciones en comunidades rurales de Michoacán, con amigos y nuestro profesor Sergio Aguayo, en 1993 ¡de los primeros «observadores electorales»! es otro tesoro que guardo.
También recuerdo haber sido «distinta» en El Colegio; no quería ser académica ni burócrata, pero entonces no había otras opciones vocacionales muy claras.
Entonces era voluntaria, organizadora-activista y trabajaba en una organización de la sociedad civil, que fue mi otra universidad. Era rara, y que quisiera seguir esa ruta entonces no estaba «bien visto».
Me tomó muchos años –junto con encontrar mi propia voz y camino– para que todos esos mundos tuvieran sentido.
Me ayuda regresar a los orígenes, a aquellos intelectuales que tuvieron que salir exiliados de España por haber luchado por la República. Su disidencia, su compromiso social y su (des)afortunada fue el capital fundador de El Colegio de México; me gusta recordar que soy y tengo un poco de eso, también.
